Para este nuevo año no tengo muchos propósitos, he decidido no agobiarme con planes a largo plazo y empezar por algo tan simple como hacer las cosas con más mimo. No es algo nuevo, desde hace un tiempo viene siendo como una necesidad, saborear lo que hago e intentar impregnarme de una paz y calma que muchas veces me falta.
Voy poco a poco, con pequeños pasos, cuando veo un resultado por pequeño que parezca me felicito y pienso… ves, esto te hace realmente feliz.
Antes de comenzar las Navidades os hablé de Gris Berenjena y su concurso anual de "deseos para enmarcar", aquí podéis recordar la entrada. Este año queríamos participar de nuevo e intentar sorprender, la verdad es que la idea no tardó en tomar forma. Realmente el concurso era una disculpa para tener un detalle con alguien a quien admiro, pero pusimos ilusión en hacerlo para intentar mantener nuestro título, jjj.
No sé si creéis en la magia, mandamos el paquete con nuestros deseos "camuflados" y antes de irnos a Oviedo a pasar las navidades abrí el buzón y vi que otro envío desde Ávila me esperaba…. el momento justo para que juntos recogiéramos nuestro premio como ganadores.
Nos encantó.
Ese mismo día recibió nuestro detalle y como sólo ella sabe hacer, lo compartía con todos en Noche vieja.
Nuestros deseos estaban cumplidos, le habían gustado y eso nos bastaba.
Al convocar la tercera edición del concurso le envié nuestra explicación para cada uno de los elementos que ella había recibido: galletas de mantequilla, una vela y una tarjeta, nuestros nuevos deseos.
El lunes os decía que tendríamos un día redondo, no pensaba que tanto.
Podéis leerlo aquí.
Al salir del colegio se alegraron, al llegar a casa lo celebraron
Ojalá vuestros deseos se cumplan, pero hasta que eso pase quizás lo importante sea disfrutar y aprender del camino, no crees… ?
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